Por litro o por cuartillo, el cacahuate no falta en las comidas de los hogares guerrerenses

**Amancio Carranza, cultiva el cacahuate en su pueblo y lo vende en Chilpancingo

Texto: Yasmín García Chino

Fotografía: Oscar Guerrero

El cacahuate cultivado en la comunidad de Coatomatitlán, en el municipio de Mochitlán, se vende en diferentes municipios del estado.

El cacahuate se siembra cuando las primeras lluvias del mes de junio comienzan a ablandar la tierra.

A sus 69 años Amancio Carranza comenzará a sembrar la semilla en su parcela de una hectárea, en donde también va a sembrar maíz, frijol y calabaza, para el gasto y venderles a algunas personas en su pueblo de Coatomatitlán, en donde no todas las familias que allí habitan siembran frijol porque es muy delicado “si llueve poco se echa a perder y si no llueve de igual manera”.

Made with LogoLicious Add Your Logo App

Para cosechar contrata a algunos piones que le ayudan a arrancar la mata y después separar el cacahuate.

Para tostarlo le ayuda su esposa, y así venderlo en Chilpancingo a partir del mes de octubre.

A las 5 de la mañana aborda el transporte público que sale de su pueblo para llegar a la calle 21 de marzo, aledaña al mercado Baltazar R. Leyva Mancilla, y ganar algún lugar sobre la calle.

Mientras mide un cuartillo de cacahuate, relata que durante treinta años vendió en el puerto de Acapulco en la calle 18 de marzo, dejo de hacerlo porque sus hijos ya no le permiten ir por la inseguridad.

Recuerda que en un inicio fue difícil porque se implementaban operativos para desalojar a quienes acudían a vender, con el paso de los años se hizo de un espacio propio.

Made with LogoLicious Add Your Logo App

Añora las altas ventas que tenia y sobre todo porque las personas si pagaban el precio, “allá si se vendía, la gente si paga el precio justo, aquí no lo quieren pagar las ventas están bien flojas”.

Mientras concede la entrevista comenta que ya se tiene que mover de lugar, porque trabajadores de la dirección de gobernación no los deja instalarse en un solo lugar por mucho tiempo, “no dejan dicen que debemos de andar caminando cargando nuestra mercancía, sin embargo, nos cobran y hasta dos veces, una por la mañana y otra por la tarde”.

Don Amancio Carranza se siente fuerte para continuar trabajando en sus tierras.

De la calle 21 de marzo se retira a las 7 de la noche.

“A mi edad me siento fuerte, estoy acostumbrado al trabajo duro”.