Por Julio Ayala Carlos
CHILPANCINGO, GRO.- Bien que sabían los diputados locales que Eduardo López Betancourt tenía una denuncia por acoso sexual, y sin embargo, contra toda lógica, le entregaron sin ningún empacho la presea Sentimientos de la Nación, la más alta condecoración que entrega el Congreso del estado de Guerrero.
Por congruencia, así como lo hizo la UNAM, que lo destituyó primero como consejero, y luego como presidente del Tribunal Superior Universitario, deberían retirarle la Presea de referencia.
Y es que, más allá de consideraciones y compromisos políticos, es una vergüenza que López Betancourt siga siendo el recipendiario de un reconocimiento que no merece.
La razón es sencilla. El expresidente del Tribunal Superior Universitario actuó contra quien estaba obligado a cuidar y defender.
Hay que decirlo. La Presea Sentimientos de la Nación es para gente de bien, honesta, responsable, y que se identifique precisamente con los Sentimientos de la Nación, redactados por el Generalísimo Don José María Morelos y Pavón, y no con bribones, que utilizan el poder que ostentan en contra de los débiles.